Compañerismo en la mesa con el Señor
Jesús, a través de su mensaje a la iglesia de Laodicea, nos despierta a nuestra ignorancia y orgullo espirituales y nos llama al arrepentimiento. El Señor llama a la puerta de nuestros corazones y desea entrar. Esto refleja Su amor y paciencia inagotables y requiere nuestra decisión activa. El Señor promete: “Entraré y comeré con él, y él conmigo”. No se trata de una simple comida, sino que significa un profundo compañerismo y la restauración de la relación.
Abrir la puerta de nuestro corazón significa tener celo. El celo surge de forma natural cuando tenemos verdadero interés y conocimiento en un área determinada. Por lo tanto, el Señor nos instruye para que compremos oro refinado, vestiduras blancas y colirio. Hacer esto es arrepentimiento. El arrepentimiento significa obtener estas tres cosas, lo que cultiva un profundo interés por el mundo de la fe y crea un anhelo de comunión con el Señor. El resultado es oír la voz del Señor y abrir la puerta. Ahora, experimentará una verdadera comunión con el Señor, llena de gozo y felicidad. Compartirá la mesa espiritual con el Señor, encontrará soluciones a sus problemas y disfrutará de la riqueza de la vida eterna.