Experimentar la respuesta de Dios a la oración 2
En 2018, estaba en mi 35º año de ministerio. Por aquel entonces, mi mujer y yo vivíamos en un apartamento de una habitación. La mayoría de los pastores de mi edad tenían sus propias casas en las que instalarse tras la jubilación, y sus hijos solían estar casados. Sin embargo, yo no tenía casa y mis dos hijas seguían solteras. Mis amigos disfrutaban felizmente de sus nietos. Mi esposa, por su parte, me culpaba, cuestionándose si esto era el resultado de mi reverencia a Dios, y cayó en una profunda depresión.
Le pregunté: “Si Dios nos proporciona un hogar y nuestras dos hijas se casan, ¿pasarás el resto de tu vida dándole gracias a Él?”. Ella dijo que sí. Así que, en octubre de ese año, recé fervientemente a mi Señor, pidiéndole que revelara su presencia viva y su bondad a mi esposa, para que dejara de estar deprimida y viviera en alegría.
Sorprendentemente, en marzo del año siguiente, Dios respondió. El préstamo bancario que nos habían denegado varias veces fue finalmente aprobado, y pudimos comprar la casa en la que vivimos ahora. En mayo, nuestra hija mayor se casó, y en diciembre, nuestra hija menor también se casó. El rostro de mi esposa se iluminó y su fe en nuestro Dios bueno y vivo se hizo inquebrantable. Desde entonces, sigue viviendo con gratitud y felicidad.